5/11/10

Artes de ladrón

Empezó como un medio para cumplir con sus contratos, al principio solo tomaba una o quizás dos si es que eran algo simples, mezclar ideas es algo fácil siempre que no tengan demasiada identidad aunque con el tiempo había ido perfeccionando el arte de robar y mezclar ideas, rondaba las escuelas de arte escondido entre las sombras de otros artistas (no es tan difícil como parece) caminaba discretamente apagando su escasa luz propia y los estudiantes lo tenían por un admirador del arte que aceptaban de buen grado por sus constantes adulaciones, debilidad clásica a la que supo sacarle provecho, los más brillantes eran fáciles de distinguir porque, bueno… porque brillan, la luz que irradiaban era sutil, intensa, danzarina según el artista, y en la mayoría de los casos agradable, el ladrón había aprendido a no rondar a los artistas de luz mordaz, que se empeñaban mas en mostrar su grandeza que sus ideas, el motivo de sus incursiones

No resultaba difícil, tan solo tenía que acercarse a ellos estando a solas y mostrar un pequeño proyecto, cualquier cosa, lo importante era la reacción, siempre en el mismo orden “no esta tan mal” “la idea es buena” necesitas trabajarlo” y la pregunta ¿tu que harías? Nada más simple que hacer hablar a un artista, entonces le largaban historias sobre sus proyectos, siempre diversos, siempre nuevos, siempre iguales, algunos inútiles, algunos valiosos

Y claro, él se los robaba

Era cosa de un segundo, distraerlos con un cambio de tema para que miraran hacia otro proyecto y arrebatarles el suyo justo (literalmente) frente a sus narices, la gran ventaja es que habiendo olvidado la idea pues… pues eso, la olvidaban y se convertía en un crimen limpio, el ladrón había aprendido que no debía copiar ideas así que se las robaba completas, extirpadas desde la glándula creativa, localizada justo tras el brillo de los ojos, la herida parecía un tic nervioso asociado a la sensación de haber perdido algo y muchos se rascaban la barbilla buscando estimular el flujo de ideas (conocido truco de artista) pero resultaba inútil

Una vez en su estudio el ladrón sacaba las ideas, grandes y jugosas y las ponía sobre el mortero, las molía, las cortaba, las deshacía y las volvía a formar, la esencia era las misma pero nadie, ni siquiera el propio dueño podría reconocerla, entonces se la colocaba y se vestía con ella y envuelto en la idea se ponía a trabajar, tomaba un lienzo, un trozo de mármol, de roca o madera, sacaba los pinceles y embarraba la pintura por todas partes, trabajaba desde el amanecer hasta el día siguiente y terminaba exhausto de canalizar tantas ideas

El resultado por supuesto era grandioso, la critica alababa su pericia en los detalles, la magnificación de sus trazos, el ingenio de sus escritos, lo catalogaban como El Maestro de Todas las Artes, hacia exposiciones, firmaba autógrafos (si, un artista firmando autógrafos) vendía sus obras en cantidades estratosféricas y en una ocasión lanzó un bote de pintura a una tabla, puso el resultado en una exposición y lo halagaron hasta la saciedad, se había posicionado por encima de la crítica, del análisis, incluso por encima del buen gusto, ahora era El Artista y nadie le cuestionaba nada

Pero seguía rondando las escuelas, pocos lo saben pero la creación es un vicio, una droga, es una necesidad apremiante que nada puede calmar más que la creación misma, los verdaderos artistas lo saben y lo han mantenido en secreto, su posición en la sociedad se derrumbaría si supieran que no son tan distintos de cualquier adicto, la diferencia es que esta adicción surge de ellos y no del exterior, por eso rondan ansiosos por las calles, por eso salen a caminar tanto tiempo, por eso lo ven todo y experimentan con todo, están siempre buscando la formula de la creación infinita, algo que les permita crear por siempre, sin limitaciones, sin detenerse, por eso el ladrón había empezado a robar, por eso no podía dejar de hacerlo

Y ahí en la escuela otro artista cavilaba desesperado, había perdido la chispa y su luz intermitente apenas iluminaba la estancia, se había pasado la semana entera intentando encenderla pero no había nada, se estaba apagando y el frio le hacía daño, se vio a si mismo privado por completo de la capacidad de crear y se horrorizo ante la perspectiva, tenía varios éxitos y era joven, cualquier otro podría seguir creando al menos otros diez, doce años ¿Qué debería hacer? Vivir sin la chispa se le antojaba desesperante, lo peor sería el desprecio, todo su trabajo seria menospreciado, tachado por el estigma de su autor apagado, una vida sin brillo y un legado mancillado ¿Qué debería hacer? ¿Dónde estaba la respuesta?

No la había, no en esta vida

¡Claro! ¡esa era la respuesta! solo tendría que morir para resolver sus problemas, no mas futuro vacio, lo mejor era pensar en sus obras, pronto el publico las volvería a ver buscando en ellas el fantasma del suicidio, preguntándose que llevaría a un artista tan joven a la muerte, las examinarían una y otra vez y le pondrían mil significados, la obra de sus manos seria ensalzada hasta límites que él nunca podría alcanzar, sus preciados bebes viviendo de su sacrificio, claro, esa era la respuesta

Y de pronto nada

Había estado pensando en algo… ¿que era? La puerta estaba abierta, debió ser el viento, el artista regresó a su sillón preguntándose que estaba pensando, era una idea útil, lo sabía, solo que se le escapaba

Pasaba el tiempo y nada, no mas chispa, se había apagado, el joven resignado había vuelto a la escuela con la esperanza de encontrar algo, cualquier cosa que pudiera servirle, algo iluminaba el pasillo, la luz se mezclaba y se dividía, dos artistas discutían sus proyectos, después de un tiempo se despedían, el joven veía venir a uno de ellos, el brillo era tan intenso que casi lo cegaba y ahí justo detrás de sus ojos había algo, solo fue un momento, la tentación lo venció y la había robado…

2 comentarios:

  1. Es un buen cuento desesperado Gin. El arte, las ideas. Es reflexivo, eso me da un poco de paz.
    ¡Ah! Cada vez creces hacia otras esferas, me metes en otras madrigueras. No lo había pensado hasta hoy...

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  2. Sabes, este relato se me ocurrio mientras estaba en... la escuela de artes, la encontre por casualidad cuando caqminaba y vi a varios musicos a diuferentes intervalos asi que les pregunte y me puse a merodear cuando pense en que quizas podria robarles algunas ideas...

    Y el resto es historia

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