30/11/09

Sobre la eternidad

El deseo por perdurar no es solo un deseo en si, sino que también engloba un temor al no; el miedo a la muerte que conlleva la vida, es algo común a todos los seres vivos y si bien algunos seres humanos logran superarlo es inútil negarlo, nadie debería avergonzarse por sentirlo, es natural que no queramos dejar de ser lo que somos, esto se manifiesta en muchos aspectos de la vida, desde el orgullo que sienten algunos por ser lo que son, con la aceptación y satisfacción que ello conlleva hasta quienes se aferran a aquello que apenas pueden ser, en ambos casos la cuestión es la misma:

Si ya no tengo esto, si ya no soy esto ¿Entonces que soy?

Los ritos funerarios nacen en la incredulidad y la ignorancia, los humanos primitivos simplemente no podían creer que un día uno de ellos ya no estaba, que habia muerto, se tienen casos documentados conocidos como “el miembro fantasma” donde una persona que ha perdido un brazo o una pierna continua sintiendo que esta ahí, incluso creen que estiran o aprietan los dedos según las circunstancias; la mente no cree que ha sucedido un cambio, no acepta que algo ya no esta. Del otro lado esta lo desconocido, una vez dado el paso a la asimilación de que alguien ya no esta entre nosotros (expresión que por otro lado pudiera haber sido una forma primitiva de referirse a la muerte) queda la pregunta ¿entonces donde esta? La totalidad de las civilizaciones se quedaron en la incredulidad del segundo paso, aceptan al fin que el difunto ya no esta pero aun piensan que tiene que estar en algún lugar.
Los primeros ritos consistían en un entierro del cuerpo con sus pertenencias, quizás algunos se sientan inclinados a creer que le dejaban sus cosas ya que al fin y al cabo le pertenecían, pero en estos casos también se incluía comida, y en otras tumbas incluso agua, ropas y joyería, como si estuviese donde estuviese el difunto tuviera que vivir una vida similar a la que llevaba
Esta es mas o menos la forma básica para crear el mas allá, dado que nadie sabe que pasa después de morir (unos dan un vistazo, pero nadie va a saludar a sus abuelos) se sigue pensando que se va a algún lugar ¿donde? Pues mas allá, un mundo invisible donde nuestras fantasías y deseos son cumplidas, no es una coincidencia que ninguna cultura haya desarrollado una mitología que diga “Tras morir nuestras almas van al infierno sin importar lo que hayamos hecho” o al menos “Al morir nuestras almas se desintegran como si nunca hubieran existido” ¡No! ¡Todas tienen que decirnos cosas bonitas! ¿Y por que? Pues porque si voy a la calle y me pongo a predicar la existencia del otro mundo donde nuestras almas se desintegraran sin dejar huella nadie me haría caso, esa es la razón de que no haya religiones así, pero si hay un mas allá, ¿donde? Pues mas por acá, no, a la derecha, mas al fondo… no, ese es el baño, no, no hay un mas allá en el sentido físico, no es un lugar materializado en este mundo, aunque tampoco esta en algún otro
¿Dónde entonces esta ese Mas allá?
Pues Mas allá de nosotros
Cuando saludamos a alguien le hacemos reaccionar de algún modo, tan solo con un acto así de simple hemos cambiado a alguien, un segundo antes era ese tipo y ahora es ese tipo el que me devolvió el saludo o ese tipo el que me ignoro, pero ya es diferente, del mismo modo nuestras acciones van alterando el mundo lenta pero irrefrenablemente, de hecho si alguien trata de detener nuestras acciones es porque le hemos influenciado, antes era el tipo ese y ahora es el tipo ese que trata de detenerme
Pero al mayor impacto lo creamos al dejar algo para el futuro, ya sea un cambio que se desarrollara en el futuro, como el foco o un medicamento, una institución, o un libro, algo que afectara las acciones de personas que no conocemos, y sobre todo, la mejor aportación que hacemos a ese mas allá son nuestros hijos, si, ya que nosotros los educamos, les enseñamos a vivir en este mundo y (para el pesar de muchos padres) somos nosotros quienes determinamos la forma n la que afectaran el mundo, incluso como criaran a sus hijos y estos a sus nietos
Nuestros cuerpos morirán, nuestra carne volverá a la tierra, y aquello que soy yo desaparecerá para siempre, pero hay algo que perdura, es lo que he sido, es lo que he hecho, en este mundo nuestras acciones llegan más allá de nosotros

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