Lenta, la criatura se acerco al agua, su cuerpo viscoso avanzaba sin hacer ruido, la negrura de su carne quedaba oculta entre las sombras y el reflejo de su piel bajo la luna se perdió en el resplandor del manto acuático, la criatura se movía sinuosa bajo la superficie del lago, buscando, esperando para lanzarse al desenfreno y retorcerse deleitando el placer de los goces carnales
Unas pisadas rompieron la tranquilidad de la noche, se acercaban, sus presas avanzaban ignorantes de su presencia y tan confiadas como si estuvieran dispuestas a entregarle la suavidad de su piel y concederle el desenfreno en una orgia de sangre
- Oye Carmen- pregunto una de las mujeres mientras se quitaba la toalla- ¿aquí no hay sanguijuelas?
- Claro que no mujer ¡Anda entra!
Le tengo miedo a las sanguijuelas... :S
ResponderEliminarPrecioso cuento,es como ver una película camp.
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