25/3/11

Rock & Roll

El monte tiene una altura extraordinaria, más de diez kilómetros hasta las nubes, el nombre “monte” se ha conservado por simple tradición, en la cima ha nacido una piedra, es pequeña y bonita, de suaves formas redondeadas y una coquetería propia de las piedras preciosas aunque no es cristal o mineral, solo una pequeña piedra aventurera que sueña con lanzarse al Abajo y recorrer el mundo oculto por las nubes, la tierra de sus ancestros

Se llama Clariqui esta piedra aventurera y todas las noches escucha atenta al viejo Monolito Strack que cuenta historias cuando la luna ilumina su blanca barba de nieve, se despereza, cruje un poco y escupe al Abajo, a la tierra, las suyas son historias suaves de cuando era un montículo travieso que hacia tropezar a los caminantes y confiesa ruborizado como incluso había llegado a tronar las llantas de muchas carretas en sus arranques de locura juvenil, entonces, en algún momento de su tardía adolescencia se encontró con un visitante inesperado, uno que cayó desde muy Arriba, armando un gran alboroto al llegar a su lado abriendo un agujero en el suelo y asegurando venir desde las mismas estrellas, Strack y Plemrerson pasaron mucha noches hablando sobre los cielos y aunque sus trozos de metal lo hacían muy ufano y brillante terminaron llevándose bien, y mientras yacían uno junto al otro se imaginaban la vida en otros lugares, Plemrerson se enamoró de la tierra y sus vastas extensiones, sintiéndose especialmente fascinado por las descripciones del agua, los enormes baños repartidos por todo el mundo y a veces algunas gotas animosas caían del cielo y se iban deprisa a reunirse con sus hermanas, Strack en cambio se enamoró del cielo y paso el resto de su vida intentando alcanzarlo, ahora ya viejo y enorme siente que casi lo ha logrado y se pregunta de cuando en cuando sobre la suerte de su amigo y Clariqui lo escucha mientras observa la noche sobre ellos, las estrellas iluminan cuando la luna aun no ha salido y algunas parecen caer sobre el Abajo y mientras viajan una de ellas pasa rozando al anciano y le roba un trozo de barba, rebota en sus hombros y se reúne de nuevo con sus hermanas riendo por su helado trofeo, el anciano, sorprendido por su osadía los despide al paso enviando algunos de sus hijos junto a ellos “Anda mi niña” “Anda ahora con las muchachitas” “Corre sobre mi barriga y alcánzalas en el suelo, viaja con ellas por todo el mundo y si alguna vez encuentras un viejo tan viejo como tu abuelo dale mis saludos y raspa su cabeza que el anciano Plemrerson echa chispas cuando lo saludan”

Y la pequeña piedra se lanza al vacio siguiendo la estela de las viajeras del cielo, cuando la ven llegar junto a ellas le hacen un lugar en plena caída y Tramza, la que rebotó en su abuelo le cede un poco de su brillo, traído con ellas desde el otro lado del cielo, y caen despacio, saludando a las gotas dormilonas entre las nubes, preguntando si de casualidad han visto un anciano que echa chispas cuando lo saludan

4 comentarios:

  1. Qué precioso, cósmico y poético, Gin. No se parece a nada de lo que he leído.
    No quiero pensar el cuento porque quizás perdería esa magia que aún retengo mientras pico este comentario.
    Rock and roll. Claro.
    Saludos.

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  2. Muy original, Gin. Y me ha gustado. Estas piedras no necesitan Rock & Roll para echar chispas, pues ya son Rock & Roll.

    Saludos saludoides.

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  3. Igor: alguien decia que una piedra puede sr interesante si la muestra del modo acecuado, de ahi salio la idea

    Damian: sip, nada como los rolling stones... o algo asi

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  4. Gin: Vuelvo a decirte que comenté en mi blog uno de tus escritos, a ver si te das un tiempecito y pasas por mi casa.
    Cariños: DK

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