17/6/11

Martmain

En un lugar un poco al norte, un poco al sur o un poco al este dependiendo de donde se mire esta el valle Mart, con forma de boomerang y coronado por una elevación que da inicio a la planicie Atmart, los vientos provenientes del Muro de Agua envían aire cálido que choca con el aire fresco proveniente del mar, así la ciudad de Martmain es llamada la ciudad de la eterna sombra pues el aire sube por su ladera y asciende cortando las nubes y deteniéndolas sobre la cima, los habitantes tiene por ello una piel muy blanca incluso si trabajan al aire libre, aun en la sombra el calor del viento ascendente se deja sentir y la ropa ligera es la norma entre los habitantes, una ciudad de grande4s ventanas y espacios para ventilación terminan por reflejar el carácter desinhibido de los habitantes, la ubicación geográfica la convierte en un punto de paso para los mercaderes, exploradores y viajeros de todo tipo quienes buscan abastecerse para atravesar las praderas o para encontrar un buen transporte hasta el mar , por eso no resulta extraño encontrar gente de todos los lugares al norte y al sur del Muro de Agua., las caravanas llegan cada mes en la luna baja y cada año acuden en masa para el festival durante el equinoccio de las tres lunas también llamado festival de La Noche Blanca, en Mart (nombre abreviado para el conjunto de ciudad y valle) hay un lugar para cada cosa que busca viajar o esconderse y entre de los recursos que genera el valle también se cuentan minerales base para cristal y criaturas mixtas de gran tamaño muy valorados por los magos aspirantes a Maestro, así pues la ciudad es un hervidero de toda clase de vida y conocimiento y un indicativo de tendencias extrañas que tarde o temprano terminan por expandirse al resto de las ciudades

Un ejemplo claro es el joven Meiriz, pálido como todos los que no han salido de la ciudad y vestido de forma estrafalaria como todos los que llegan, ha conseguido una capa de tiras que a veces se le enrolla en los brazos y que no cambia por el impacto estético de los trozos de tela cuando el viento sopla, también usa una combinación de materiales diferentes, cuero en los brazos, algodón en los pantalones, lino en la camisa y botas revestidas de caucho, las perforaciones en su rostro y manos comienzan a ser algo bastante corriente entre los jóvenes que no tienen los recursos o las mutilaciones necesarias para ponerse implantes autómatas, los piercings en la nariz además de las cejas combinan con las orejas alargadas que ha obtenido en una casa de modificaciones, a primera vista parece un jovenzuelo consentido, hijo de alguna familia pudiente, sin embargo cualquiera con la mínima experiencia en el negocio sabe que sus cambios son apenas superficiales, el equivalente a unas baratijas bonitas de algún charlatán con ganas de impresionar, y eso es justamente lo que es Meiriz, cuando se para en las calles haciéndose el interesante, buscando la atención de otros jóvenes insulsos dispuestos a probar algo nuevo, carne fresca buscando carne fresca, pero Meiriz está destinado a algo más grande que esto o no me tomaría la molestia de describirlo, para empezar en algún lugar lejos de ahí alguien importante ha dispuesto que lo necesita a él o cualquiera como él, además uno de sus agentes está visitando la ciudad y le ha parecido que Meiriz cumple con el perfil adecuado y lo está observando para confirmar o disipar sus sospechas, por ello le ha soplado el dato a un guardia y por eso ahora Meiriz está corriendo para escapar de un arresto por distribución ilegal de drogas, tampoco resulta nada extraño ver como lo acorralan en un callejón mientras se arrincona al fondo y los guardias recuperan el aliento en la entrada, cuando al fin se disponen a echarle el guante un desconocido sale de la nada y rescata al asustado muchacho cargándolo como un bulto y saltando la pared de un solo salto, después de llevarlo por varios tejados al fin se encuentran en un sitio seguro y lo deja caer, Almaden es el agente y sabe que ahora tiene la atención y el aprecio de su objetivo

- Menudo viaje muchacho – le dice mientras se sienta a su lado y le alcanza una bota con licor- anda, bebe un poco y recupera el color

- Gracias – responde Meiriz mientras observa los alrededores, se encuentran a más de cuatro pisos de altura - ¿usted tiene implantes?

- Creo que primero deberías agradecerme por salvarte, o por el vino si crees que podías escapar solo

- ¿Eh?, ah sí, gracias

La mirada confundida resulta un buen indicio, el muchacho ha salido corriendo, ha tomado la primera salida aparente sin considerar que era un callejón y ahora se interesa más por su cuerpo que por la situación que los ha llevado hasta ahí, realmente parece apropiado

- Respondiendo a tu pregunta – le dice mientras se sienta y saca un paquete con pan, entonces levanta la tela de su pantalón y deja ver una estructura mezcla entre piedra y madera ahí donde debería haber carne; su pierna ha sido procesada con un implante parcial y eso explica que pueda andar saltando por los tejados cargando a un muchacho – esto debería despejar tus dudas

- Increíble – murmura mientras se inclina para verla mejor - ¿esto duele?

- Duele demasiado muchacho así que no pienses en conseguir una

- No señor... este... ¿como se llama?

- Soy Almaden, aunque algunos me llaman Alden, y lo normal es dar tu nombre antes de pedir el de otros

- ¿Eh? Ah sí, me llamo Meiriz

Alden se levanta y contempla la ciudad, independientemente del trabajo es un buen lugar para visitar por placer, las cúpulas blancas y marrones se extienden en todas direcciones formando una cuña desde el promontorio y abriéndose hacia la planicie, en alguna época la ciudad fue usada como punto defensivo contra las naciones al otro lado del agua pero la explosión de vida en el valle la convertía ahora en un lugar para admirar la belleza y la tranquilidad, el viento cálido soplando desde las calles a los tejados remata la tranquilidad tibia y el viento al pasar silba entre las ventanas, el aroma a piedras mezclado con el barro las plantas, tantos aromas llevados por todo el viento en el valle, las voces, suaves murmullos del bullicio y las nubes, las eternas nubes paseando despacio en la maraña interminable del cielo, las corrientes las hacen retroceder cuando llegan del mar mientras que el aire húmedo y caliente que llega del suelo revuelve las nubes y las empuja en un baile permanente que culmina cuando al fin las blancas viajeras abandonan la pista y se sientan hacia los lados, “resulta curioso” pensaba Alden al mirar al muchacho, más interesado en sus piernas que en las nubes “tienen un cielo increíble pero no parecen hacerle caso” y resultaba igualmente curioso como él mismo ponía mas atención a las nubes que a sus implantes, tan codiciados, temidos y mitificados entre el resto de las personas ¿un cielo ignorado?

Con la emoción la persecución y el rescate llevar a Meiriz consigo resulto bastante fácil y durante la siguiente semana Alden se dedico a sacarle información mientras le mencionaba sus planes de viajar a Kentsys, el país de las ciudades-estado, le contaba maravilla sobre las exóticas costumbres que podían verse a solo una ciudad de distancia, sobre los mercaderes que se arriesgaban en la grieta para llevar metales y artefactos de gran de gran valor, sobre los monstruos que merodeaban alrededor de las Grietas y Meiriz escuchaba con fascinación mientras soltaba toda la información que Alden buscada, un muchacho sin familiares vivos, criado en las calles pero más cercano a la caridad que a la violencia, un puñado de amigos y un incipiente negocio vendiendo drogas baratas sin registro, un crimen menor pero algo grande en la mente de un muchacho sin experiencia “aunque creo fuertemente que solo será una excusa propia para irse conmigo” aun faltaba algo, un detonador, el muchacho era casi perfecto

Al día siguiente, una semana después de conocerse Alden llevo a Meiriz consigo al mercado, lo había retenido usando la escusa de necesitar un mozo y había aceptado encantado, ahora Alden necesitaba aprovisionarse para el viaje hacia el sur, el inventario incluía comida, capas impermeables, un recolector de agua y caballos

- Lleva muy pocas cosas señor ¿Va a pasar por Valiana cierto? Va a ir ahí para continuar el viaje en lugar de pasar entre el reino y la Grieta

- Así es - en esos momentos debía dejarlo hablar, convencerse de estar listo para el viaje, pero aun faltaba un empujón, dime muchacho ¿has viajado hacia el sur?

- No señor, nunca, una vez fui al valle con unos amigos pero ni he salido mas allá de un paseo por las praderas

- Ya


La última palabra, apenas un murmullo, suficiente para empezar los eventos, Meiriz hunde los hombros al considerar que lo están viendo desde muy arriba, es el momento

Un ladrón aparece entre la multitud corriendo mientras una mujer grita “¡Deténganlo!” el ladrón es otro muchacho, tal vez de quince años, sus suaves facciones indican que tampoco está acostumbrado al trabajo duro, un jovenzuelo sin más que corre y choca con Meiriz a medio camino, ambos caen y el ladrón grita

- ¡A un lado! ¡A un lado!

Los muchachos se enredan mientras tratan de levantarse, el ladrón saca un cuchillo y Meiriz retrocede, ambos se acuclillan y la gente forma un pequeño e improvisado circulo a su alrededor, nunca se debe desperdiciar un espectáculo

El ladrón hace ademan de querer extender el brazo y Meiriz encuentra a Alden a un lado, quiere demostrarle que no es un debilucho y se lanza embistiendo, para un luchador experimentado el movimiento es fácil de esquivar, un simple pase a un lado y el atacante cae, pero se trata de dos muchachos y el ladrón es embestido, choca con el suelo, se escucha el ruido de su nuca golpeando la piedra, un sonido seco, Meiriz se levanta de golpe, asustado por lo que ha oído, el ladrón está tirado en el suelo y Alden lo levanta con un brazo

- Yo me encargo del rufián – le dice a la multitud, y al ver que el acto termina todos se dispersan

Alden los lleva a una banca y recuesta al ladrón inconsciente

- Tranquilo muchacho – le dice a Meiriz – tan solo esta desmayado

Se detiene y observa a los jóvenes, el de pie y el de la banca, parecen tan frescos, tan iguales, el ladrón no tiene piercings ni orejas en punta pero en un par de años bien podría hacérselos buscando algo de identidad, Alden abre su bolsa y le deja unas monedas, ambos se retiran

- ¿Que has aprendido hoy muchacho?

- ¿Eh?, ¿aprender de qué?

- De la pelea, del ladrón, de la gente alrededor, cualquier cosa sirve para aprender

- Solo era un ladrón

- Y tu peleaste con él cuando simplemente habrías podido dejado ir

- Es un ladrón señor, ya sabe, hay que detenerlos

“Ya sabe, hay que detenerlos” Perfecto

- Como sea, sigamos comprando, necesito estar bien abastecido cuando me vaya

A medida que caminan entre los puestos Alden percibe la incertidumbre del muchacho, está a punto de ser abandonado, apenas y se conocen pero ya han compartido dos experiencias, suficiente para formar un vinculo adecuado

3 comentarios:

  1. Este fragmenbto es en realidad anterior al de la semana pasada pero no lo habia publicado por... por... pensandolo bien no tengo idea

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  2. Por este fragmento pertenece a Baile de Máscaras, entiendo. Me ha parecido de ciencia-fición. Creía que Baile de Máscaras era más bien fantasía épica.
    Resulta extraño este héroe, distinto. Bueno, aquí siguiéndote.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Al principio tenia la intencion de hacer Danza de Mascaras como una historia fantastica clasica pero tras leer Pricnipe de Nada bote todo lo que tenia y empece con un mundo mas rico, los piercings y la modificacion corporal de baja escala son posibles sin tecnologia, los implantes son algo propio de este mundo, un campo especifico que se ha desarrollado hasta lograr un gran refinamiento como las artes marciales o la pintura hiperrealista, por ello mismo he tenido enormes problemas para justificar la no existencia de armas de fuego y el punto central es en efecto la naturaleza y desarrollo de los "heroes"

    A ver si a la semana tengo algo mas cmplementario, Saludos

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